Anúncios
Los gobiernos de América Latina deben contener la crisis sanitária de COVID-19. Alicia Bárcena es la secretaria Ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal). Ella señaló, mediante una conferencia virtual, que 83.4 millones de personas enfrentarán riesgo de una crisis alimentaria y hambre durante 2020.
“Estimamos que 16 millones de personas entrarán en la pobreza extrema en la región, de las cuales 10.7 millones estarán en áreas urbanas y 5.7 millones en áreas rurales”, apuntó. Bárcena propuso la idea de entregar un bono contra el hambre durante seis meses. Eso para combatir el problema de la pobreza extrema generada por el COVID-19. “Este bono se podría otorgar en forma de transferencias monetarias, canastas o cupones de alimentos a toda la población en situación de pobreza extrema”.
Anúncios
A su vez, Julio Berdegué, señaló que México enfrenta diversos retos. El es Representante Regional de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) para América Latina y el Caribe. Segun el, aunque los programas orientados a campesinos por parte del Gobierno del presidente López Obrador le parecen bien enfocados, pueden ser parte de la solución de la crisis.
Crisis alimentaria en América Latina
Anúncios
El agregó que el sur-sureste del país será la zona más vulnerable. Además, destacó el liderazgo de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader) para convocar a ministros de agricultura de la región. Así será possible crear condiciones para mantener abiertos los canales de comercio alimentarios. Eso para que una crisis sanitaria no se convierta en una crisis alimentaria.
Si la pandemia se puede contener pronto, y las cuarentenas se relajan, algunas partes de la economía podrían disfrutar de una recuperación. En ese escenario, espere un salto en el gasto en ciertos bienes y servicios después de meses de demanda acumulada. Especialmente por parte de los trabajadores que retuvieron sus trabajos.
En general, no esperes una recuperación repentina. Tanto las empresas como los consumidores serán cuidadosos con el gasto. Es probable que el distanciamiento social siga siendo común. Eso incluso después de que pase lo peor del virus. Además, si las infecciones y las muertes vuelven a aumentar después de que la situación parece estar bajo control, la economía puede empeorar.
La pandemia destruye los ingresos de la población más pobre y aumenta el riesgo de la subalimentación. Los gobiernos de América Latina deben sumar esfuerzos para que una crisis sanitaria no se convierta en una crisis alimentaria.